El uso de tecnologías e instalaciones que permitan generar energía de forma limpia y sostenible se ha extendido en los últimos años, debido sobre todo a la constatación del grave problema medioambiental que sufre el planeta en su conjunto, debido al cambio climático y al agotamiento de los recursos que se han venido utilizando a lo largo de la historia.
En concreto, en Europa han tenido mucha acogida las llamadas
wind farms (o granjas de viento), ya que este elemento es bastante común
en nuestro continente y puede ser bien aprovechado para generar energía.
A un nivel mucho más pequeño, se utilizan instalaciones eólicas
de tamaño bastante reducido, cuyo impacto visual es poco menos que la
de una antena parabólica y que se utiliza para aplicaciones tanto industriales
como urbanas: hogares, infraestructuras turísticas ( hoteles, camping,
puertos, aeropuertos), edificaciones solitarias (estaciones metereológicas,
estaciones de esquí, reservas naturales) e instalaciones públicas
(semáforos, alumbrado). Así, todo este sector puede abastecerse
a sí mismo mediante una pequeña inversión en transformadores
eólicos que proporcionan gran cantidad de energía con un impacto
y un coste mínimo.
En España, este sistema microeólico resulta bastante rentable,
ya que existen buenas condiciones climatológicas para ello. Hay zonas
aisladas energéticamente a las que es difícil y costoso llevar
hasta allí energía eléctrica, ya se trate de usuarios privados
o infraestructuras turísticas o de trabajo. En estos casos, es posible
utilizar generadores cólicos de pequeño tamaño que funcionan
en conjunto con un sistemas de acumulación (baterías) o con sistemas
híbridos (paneles fotovoltaicos y generadores). Aparte de generar electricidad,
las instalaciones microeólicas también son útiles para
las telecomunicaciones en estas zonas, en forma de repetidores o antenas de
telefonía móvil. Para la agricultura a pequeña escala resulta
muy útil también, usándose principalmente para el bombeo
de agua y drenaje de la tierra.
Con el actual funcionamiento del mercado eléctrico en
nuestro país, los poseedores de instalaciones microeólicas pueden
utilizar la energía producida para su propio autoconsumo, obteniendo
así un gran ahorro en la factura de electricidad. Una importante aplicación
microeólica es integrarla en sistemas híbridos situados en redes
locales de pequeñas islas, ya que el potencial de velocidad del viento
en ellas es muy favorable, con lo que se consigue el abastecimiento de la zona.
En todo caso, en España las instalaciones microeólicas de baja
potencia son las más demandadas (las que responden a un rango entre 10
y 100 kw); en sistemas de distribución energética para Pymes o
comunidades de vecinos que se localizan en emplazamientos semi-urbanos, y en
cuya situación los recursos eólicos son aceptables, las máquinas
de potencia en torno a los 50 kw sirven de un excelente apoyo energético
conectadas a la red, aliviando así la factura eléctrica global
de los usuarios. La única desventaja que suele aplicarse a este sistema
de autoabastecimiento, es el gran ruido que generan las turbinas, aunque ya
se trabaja en máquinas que minimicen al máximo este problema.