Cocinas Solares y Hornos Solares

Las cocinas solares son artefactos o montajes que permiten cocinar utilizando la energía proveniente del sol.

Principalmente se dividen en dos grupos:

– Cocinas solares de concentración: se basan como su propio nombre indica
en la concentración de la radiación del sol en un solo punto,
normalmente a través de un reflector parabólico; es en dicho punto
donde se coloca la olla o sartén en la que vamos a cocinar, ya que gracias
a las altas temperaturas que se generan, se puede hervir, freír y guisar,
aunque pueden ser peligrosas al acercarse a ellas para un usuario que no esté
familiarizado con este sistema.

– Cocinas solares de horno o caja: se trata de una caja térmicamente
aislada que captura la energía solar y la mantiene en su interior durante
un determinado período de tiempo. Los materiales utilizados en este tipo
de cocinas son de baja conducción del calor, con lo que se reduce el
riesgo de quemaduras en los usuarios, y se evita también un posible incendio
del lugar donde se esté utilizando. Por otro lado, los alimentos no se
queman ni se cocinan en exceso, con lo que todas sus propiedades nutritivas
quedan intactas. Por otro lado, en este sistema se permite la utilización
de diversos materiales bastante ligeros, livianos, resistentes, plegables y
sobre todo seguros. El diseño permite también la opción
de hornos solares portátiles, de diferente peso y morfología que
se adapta a las necesidades de cada usuario, y que permite su fácil transporte,
guardado, armado y desarmado.

Como se ha señalado antes, las cocinas solares se fabrican a partir de
varios materiales, presentando cada uno de ellos ventajas y desventajas tanto
a nivel económico como de rendimiento. Cuando la cocina solar se crea
a partir de materiales modernos, supone una ventaja competitiva ante los ojos
de los usuarios en países desarrollados; sin embargo, para los países
en vías de desarrollo se sigue utilizando leña para cocinar. Por
eso, el reto está en crear cocinas prácticas y modernas para los
países desarrollados y otras más económicas y accesibles
para los países pobres. Lo importante es que la estructura sea resistente
y los materiales externos sean aislantes.

La temperatura que puede alcanzar una cocina solar depende esencialmente del
número y del tamaño de los reflectores que se utilicen; por ejemplo,
una de las de tipo caja puede llegar a alcanzar los 150 ºC, que es la temperatura
a la que se suelen cocinar los alimentos. Esto ocurre aunque la temperatura
exterior sea muy baja, si se llega a 0 ºC, dentro de la estructura de la
cocina solar se pueden estar rondando los 90 ºC, suficiente para poder
cocinar. Las temperaturas más altas sólo sirven para cocinar más
rápido o más cantidad de comida, al mismo tiempo que la temperatura
puede mantenerse por más tiempo aunque la climatología externa
sea adversa. En una cocina solar tipo caja, debido a que sólo tiene un
reflector, los alimentos se conservan calientes y no se queman una vez cocinados.
Esto es muy útil a la hora de preparar cenas o comidas donde tengan que
acudir varios comensales y no todos lleguen al mismo tiempo, para que cuando
se sirva la comida esté a una buena temperatura.

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